Recuerdo que hace unos años, mi hijo me instaba a acompañarlo al gimnasio. Lo pensé mucho antes de decidirme. Anteriormente, había estado en uno y lo había dejado. No obstante, ante la insistencia de mi hijo regresé nuevamente al gimnasio donde estuvimos unos 6 meses, luego el gimnasio cerró. A pesar de eso, el tiempo que estuvimos allí sirvió para crear en nosotros una disciplina y una rutina. Aunque pudimos haber buscado otro gimnasio, optamos por caminar (idea de mi hijo) y hacer ejercicios en el hogar.
Cuando comencé a caminar,